En cualquier taller se conoce que los motores eléctricos han llegado para quedarse. Se trata de una opción segura a la hora de apostar por la sostenibilidad y la movilidad actual. En esta entrada hablaremos de cómo, en las últimas décadas, se ha producido una evolución del motor de combustión al eléctrico.

Evolución del motor: de la combustión a la electricidad

Nadie duda de la importancia histórica del motor de combustión interna. Desde sus orígenes se ha convertido en un invento que ha permitido a la humanidad desplazarse de una forma cómoda y eficiente.

El empleo del motor de combustión interna en el ámbito de la mecánica lo podemos fechar en 1886, con la patente alemana de Karl Benz. Fue el precursor del primer vehículo. Su potencia fue de ⅔ CV a 250 rpm.

Este tipo de motor ha sido el predominante hasta nuestros días, puesto que permite a sus usuarios alcanzar altas velocidades y disfrutar de algunas de sus comodidades: rápido al repostar y fácil mantenimiento.

En cuanto a los coches eléctricos, sus orígenes son remotos, no obstante hasta la década de 1960 no se empezaron a probar modelos con baterías. Estos modelos son los precursores de los actuales, ya que cuentan con una mayor autonomía.

Sin embargo, el primer modelo producido en masa y eléctrico llegó en la década de 1960, conocido como el General Motors EV1. Sus componentes y diseño fueron modernos y llamaron la atención del mundo entero.

Eso sí, el fabricante que mayor impacto ha tenido en la producción de vehículos eléctricos ha sido Tesla Motors. Su primer coche, de 2008, fue el Roadster. Se trató de una revolución dentro del sector de la automoción.

Nuestro taller te ha contado cómo se ha evolucionado del motor de combustión al eléctrico, una auténtica revolución. ¡Sigue leyéndonos para informarte de otras características!